Tantas sensaciones. Un ovillo de sentimientos,entredados entre poesías y puteadas, lágrimas dulces; sin dejar asomar ni siquiera una punta por dónde empezar a tirar, a llorarlo todo (pero llorarlo bien). Cada vez menos ovillo, cada vez más hilo. Todo se va condensando en una ínfima bola de densidad enorme. Puras letras, que forman palabras incoherentes, y oraciones inconexas, como teclas de un piano inalcanzable. La realidad se empieza a doblar, la vamos untando con mermelada de sensaciones inventadas, de recuerdos distorsionados. Y así queda una galletita-realidad a medio morder, a medio untar, que esconde el sabor original, el sabor real. Aunque tal vez ese sea el sabor original; no sé.
Nos vamos poniendo viejos, Rivadavia, qué querés que te diga....
sábado, 28 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario