miércoles, 24 de febrero de 2010
desnúdense!
Supongo que algo puede pasar.
Cuando nos vean todos aquellos que están vestidos y nos observen y nos estudien y nosotros nos dejemos observar y estudiar; cada mancha, cada tatuaje y cada cicatriz cerrada o cicatrizando.
Cuando sientan el olor a piel, cuando vean los muslos pálidos, cuando vean el sexo shaking off la timidez, y aquellos tengan miedo o sonrían.
Cuando sientan la curva de las espaldas que se arquean bajo unos dedos que tocan cada centímetro cuadrado de piel dulce y sigan sin entender qué pasa.
Cuando los dolores emanen de los poros de cada uno de nosotros que estamos desnudos, esperando caer en otra piel que sepa entender y abrazar la primer piel para compartir esa desnudez.
Cuando nos miren las rodillas que todavía sangran y quieran probar la sangre porque algo adentro suyo les reclama sentir latidos en su lengua.
Y cuando empiecen a excitarse con las piernas sin fundas ni medias ni pantalones y quieran besarlas, besar absolutamente todas las piernas, con tatuajes y cicatrices y manchas y pelos y tobilleras y clavos por dentro.
Cuando necesiten oler el perfume a cuerpo y comiencen a sospechar que la clave está en ese cuello, o en aquel pecho dulce y tengan el impulso irrefrenable de morder algún labio y sentir los ojos del otro girando de placer.
Cuando vean las manos masajeando cada parte del cuerpo desnudo y envidien el sabor de la transpiración de un cuerpo sobre el otro y tengan la sensación triste de saber que algo increíble está pasando frente a sus ojos y no sepan entendér qué es.
Cuando coincidan asombrados que se puede hablar sin pronunciar palabra, sólo con sonreir y se arqueen hacia delante para tratar de escuchar lo que dicen esas sonrisas desnudas.
Y empiecen a sacarse una a una todas las prendas y miedos.
Así, cuando hayamos salido desnudos -verdaderamente desnudos- y algún otro se desnude y se deje observar cada uno de sus propios tatuajes y manchas y cicatrices, tal vez así hayamos logrado algo.
Salir a
En el camino hacia el mini nos cruzamos con Julieta que se sumó al grupo de inmediato. l.a conversación fluyó como la cerveza
La única buena conclusión que se sacó después de varios porrones fue:
-Hay que dejar de pensar
definitivamente de las mejores conclusiones.
volví apenas mareado. mi vieja me preguntó cuánto había corrido ese día.
qué buena manera de salir a correr.
domingo, 14 de febrero de 2010
Embriáguense (y descúbranlo)
poesías ocultas..
Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
C.Baudelaire
jueves, 11 de febrero de 2010
es mejor...
la de la danza se llama terpsícore y es griega
en otras culturas tiene otro nombre y calza 35
pasarse el tiempo jugando, (asistir a los cursos de antropología jugando), conocer a la gente jugando, jugar a la gente conociendo. disfrutando filosofar y fumar sin llegar a una conclusión que ilumine más que saberse un filósofo barato sin ningún tipo de calzado de goma. Retrasar el placer, empujarlo y esperarlo mientras vuelve mirándonos con una ceja levantada por encima de los ojos apenas delineados, dejándonos carcomer dulcemente. Aceptarnos ansiosos como somos, mientras giramos alrededor de esode lo que no tenemos que hablar, porque así son las reglas que -sin decirlas en voz alta- acordamos. Hablando de todo menos de eso, sin hacer otra cosa que envolverlo en palabras, armar la silueta de eso con frases, gestos y miradas, que es la mejor manera de hablar de eso. A fin de cuentas, cuál sería la gracia si no quedase todo tan deliciosamente implícito?
martes, 9 de febrero de 2010
de todas las maneras..
Sentirlo todo de todas las maneras.
Sentirlo todo excesivamente,
porque todas las cosas son, en verdad, excesivas
y toda la realidad es un exceso, una violencia,
una alucinación extraordinariamente nítida
que vivimos todos en común con la furia de las almas,
el centro hacia el que tienden las extrañas fuerzas centrífugas
que son las psiquis humanas en su consonancia de sentidos.
Fernando Pessoa
(al/a la que le corresponda: pido disculpas el plagio de autores.... pero esta poesía vibra por sí sola)
viernes, 5 de febrero de 2010
cerveza y lluvia
Coconut Incense
nos miramos de nuevo, como si nada y tu espalda es tu premio y el mío también. sin darte cuenta tu perfume me envuelve y dudo otra vez. la ambiguedad de las puertas. vos y yo en distintas esquinas del ring casi sin saber las reglas. ese es el juego, olvidarse y volver. mi premio, tu espalda sin remera y no hace falta nada más para volver a empezar.
espantapájaros nº9
¿Nos olvidamos, a veces, de nuestra sombra o es que nuestra sombra nos abandona de vez en cuando?
Hemos abierto las ventanas de siempre. Hemos encendido las mismas lámparas. Hemos subido las escaleras de cada noche, y sin embargo han pasado las horas, las semanas enteras, sin que notemos su presencia.
Una tarde, al atravesar una plaza, nos sentamos en algún banco. Sobre las piedritas del camino describimos, con el regatón de nuestro paraguas, la mitad de una circunferencia. ¿Pensamos en alguien que está ausente? ¿Buscamos, en nuestra memoria, un recuerdo perdido? En todo caso, nuestra atención se encuentra en todas partes y en ninguna, hasta que,de repente advertimos un estremecimiento a nuestros pies, y al averiguar de qué proviene, nos encontramos con nuestra sombra.
¿Será posible que hayamos vivido junto a ella sin habernos dado cuenta de su existencia? ¿La habremos extraviado al doblar una esquina, al atravesar una multitud? ¿O fue ella quien nos abandonó, para olfatear todas las otras sombras de la calle?
La ternura que nos infunde su presencia es demasiado grande para que nos preocupe la contestación a esas preguntas.
Quisiéramos acariciarla como a un perro, quisiéramos cargarla para que durmiera en nuestros brazos, y es tal la satisfacción de que nos acompañe al regresar a nuestra casa, que todas las preocupaciones que tomamos con ella nos parecen insuficientes.
Antes de atravesar las bocacalles esperamos que no circule ninguna clase de vehículo. En vez de subir las escaleras, tomamos el ascensor, para impedir que los escalones le fracturen el espinazo. Al circular de un cuarto a otro, evitamos que se lastime en las aristas de los muebles, y cuando llega la hora de acostarnos, la cubrimos como si fuese una mujer, para sentirla bien cerca de nosotros, para que duerma toda la noche a nuestro lado.
Oliverio Girondo