ya empiezo a olvidar en qué momentos estamos jugando y cuando no. me persigo sin darme cuenta de las puertas que se empiezan a cerrar y a volver a abrir. la calle se cierra sobre mí, anclado de repente entre unos labios y tu perfume que pronto será Chanel. empiezo a dudar; truco, retruco, contraflor al resto. y nuestras palabras se empiezan a volver espuma, mintiéndonos, tal vez, al oído. pero el juego es más dulce y hay que esperar; todo frena. vuelven los corredores a las posiciones de partida tras la largada en falso, en falos.
nos miramos de nuevo, como si nada y tu espalda es tu premio y el mío también. sin darte cuenta tu perfume me envuelve y dudo otra vez. la ambiguedad de las puertas. vos y yo en distintas esquinas del ring casi sin saber las reglas. ese es el juego, olvidarse y volver. mi premio, tu espalda sin remera y no hace falta nada más para volver a empezar.
viernes, 5 de febrero de 2010
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1 comentario:
las sábanas frías a veces son todo lo que uno necesita, más después de una noche no muy buena en un sótano con gente no tan copada.
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